El paseo de esta mañana ha estado acompañado una vez más por esa magia que solo La Naturaleza sabe mostrar y compartir. Es curioso constatar como los almendros, en esta época del año donde el invierno sigue mostrándose en toda su crudeza, despliegan toda su belleza y armonía por medio de ese florecer mágico y prematuro.
Uno constata en este florecer una energía que impulsa a todos esos brotes a surgir y mostrar mediante sus flores o mediante sus hojas el fruto de un trabajo sencillo,humilde, silencioso y hermoso. Me recuerda al ajuste o al afinamiento que hay que realizar a un violín o a un piano para que emitan las notas adecuadas en todo momento. El término “tensión” en estos casos nos invita a ir más allá de su afección más conocida y que tiene que ver principalmente con el surgimiento de conflictos de todo tipo o en el caso de la tensión psicológica con el stress.
“La Tensión Mágica de la Naturaleza”, en estos casos de florecimiento natural, nos muestra, que con un poco de atención a todo lo que ocurre y a todo lo que es, se puede producir un destello mágico donde los espacios que se crean de forma natural, sencilla y humilde dejan abiertas unas compuertas por donde se derrama íntegramente y sin reservas la Vida Universal. De alguna forma, esta tensión mágica, tiene que ver con la tensión sanguínea o arterial que es necesario “ajustar y/o tensar” para que uno vaya más allá de sus limitaciones y pueda adentrarse de forma natural en esa corriente de Vida Logoica definida esotéricamente como “Dévica o Angélica.”
